No se quien dijo, que si viajas un mes a otro país generas más recuerdos nuevos, que si vives un año de vida rutinaria de casa al trabajo…
Y la verdad es que para nosotros desde que comenzamos a viajar esto es así, nuevos recuerdos, de diferentes lugares, de diferentes personas, de diferentes costumbres…
Uno de estos días que no olvidaremos nunca es la subida a Preikestolen en Noruega. Y el recuerdo de como descubrí el único lugar en que los mosquitos también me podían picar a mi, y no solo a María Jesús.
Nos levantamos muy pronto, algo nerviosos, lo primero que hacemos es mirar por la ventana, está nublado…
En nuestro viaje a Noruega, Preikestolen es una de nuestras visitas principales, quizás la que más ganas tengo de hacer. Pero el riesgo de lluvia y sobre todo de no ver nada por las nubes nos puede arruinar la visita.
A pesar de que está nublado decidimos arriesgarnos y salir, primero tomamos un ferry desde Stavanger y luego un autobús para llegar al pie de la subida.
Según hemos leído la subida tiene partes que son un poco duras y si ha llovido hay riesgo alto de caída.
Aunque no tenemos la mejor condición física, María Jesús ha tenido un esguince grave un mes antes de viajar , estamos muy motivados y empezamos a subir…
El camino tiene algunas zonas más complicadas….
Pero tras dos horas de camino por fin llegamos casi a la cima estamos muy contentos…
Pero nos recibe una niebla que nos impide ver por donde caminamos.
Un poco decepcionados decidimos seguir hasta la cima con mucho cuidado y descansar un rato antes de bajar. Tal vez lo intentemos otro día.
Empezamos a descubrir la irresponsabilidad de algunas personas, leímos que un español había caído por el precipicio hace un año y no es raro viendo estos comportamientos…
Y de pronto, casi milagrosamente, poco a poco se va aclarando, el panorama cambia y nuestro humor también.
La belleza de lo que vemos no se puede describir con palabras, las fotos solo reflejan una parte de todo lo que estamos viendo y sintiendo…
Prometemos que en esta foto a pesar de lo que parece no corremos ningún riesgo.
Tras disfrutar de las vistas, hacer cientos de fotos y reponer fuerzas, comenzamos a bajar por el mismo camino pero con un paisaje muy diferente por el sol….
Dos horas más tarde llegamos al punto de partida, hemos disfrutado de uno de esos días que recordaremos siempre…
Recomendamos subir a Preikestolen, es una experiencia increíble, para nosotros fue duro en ese momento por nuestra forma física pero hemos visto a personas hacerlo corriendo e incluso a familias con niños y niñas.